martes, 1 de junio de 2010

LOS NIÑOS DE DIOS

LOS NIÑOS DE DIOS
El fantasma de un suceso trágico avanza
por las páginas de este libro

Rael Salvador
rael_art@hotmail.com

“¿Podríamos tener aún esperanzas para el pasado?”.
Elias Canetti.
El escritor Carlos Fuentes sostiene que en la ciudad de Los Ángeles empieza el territorio mexicano.
No podríamos dudarlo.
Ahora, sostengo yo, no sin razón -- y para ello remito pruebas de laboratorio --, que la novela nacional e internacional, que se inscribe en nuestro presente, parte de Baja California…
Don Winslow, en su reciente thriller “El Poder del Perro” -- enfocado a los vericuetos oficiales del narcotráfico mexicano -- parte de la matanza de El Sauzal, en Ensenada, Baja California.
Así puedo citar 6 ó 7 ejemplos contiguos -- incluyendo las últimas entregas narrativas de Luis Humberto Crosthwaite, Heriberto Yépez y Federico Campbell -- y a los que sumo la reciente novela de Sergio Gómez Montero, “Los Niños de Dios”* (Editorial Itaca, 2010 / Proyecto del Fondo Estatal para la Cultura y las Artes, en el rubro de Creadores con Trayectoria).
Narrada con una pulcritud dócil, detallista y memoriosa, en una cadencia de manantial de fuego, donde la justa severidad de los adjetivos exhiben nuestra patética condición humana.
Y, no por ello, menos maravillosa, clara, despiadada o comprometedora.
-- Manifestaciones satánicas de la naturaleza… -- esgrimirá Álvaro, su personaje principal (el “Lic. Urquijo”, como le llaman los judiciales).
La ilusión concreta de la palabra encamina el fantasma de un suceso trágico que no deja de avanzar por cada una de las páginas del libro: “Los niños de Dios”.
¿Quiénes son los niños de Dios? ¿Qué diablos pasó esa noche en “Los Encinos” cuando se quemó el orfanato -- situado cerca de la carretera de Ensenada, a la salida sur de Tecate -- regenteado por los “Hermanos” gringos? ¿Son sólo doce los cadáveres de los niños que no se terminan de comer las llamas y los perros? ¿Antes de extirparles sus órganos o asesinarlos, fueron abusados sexualmente? ¿La esposa del gobernador de Baja California está en la mira y, caiga quien caiga, habrá que encubrirla a toda costa?
La novela trasluce el pulso de la honestidad, sobrevuela con dolor el transito del oficio y, corroborando con la ficción literaria, entrega una historia sobrecogedora mediante una vida…
Mejor dicho, varios crueles testimonios de vida: la de sus informados personajes que, tocados por la gangrena senil del horror, hablan para olvidar…
En este océano de palabras, no hay nada que impida ver un tejido de islas reales, sustentables y protagónicas, perfiles que sobresalen del lado oscuro de la narración a través de su propia brillantez, como el de Hildelisa, la chica contrapunto, la que estudió Derecho y blandía en los años 60’s una bella sonrisa bajacaliforniana.
Se encuentran en ella también los territorios escarpados y los diversos cielos del mundo: Estados Unidos, México, Canadá, escenarios donde el peregrinaje traza su cartografía referida, que nos hace recordar partes de nuestra propia existencia; sobre todo, porque por más vastos o extensos que estos sean, no nos permiten escapar a la aproximación de la tragedia y su miseria recurrente, existencia que, por fortuna y convicción estilística, no ahoga en sus mar la alegría de pensar el legado que hemos heredado, esa cronología de diamantes en la serpiente, en los términos en los que el escritor se obliga.
Así es, entre sus líneas aparece la figura rectora de una vida literaria, como poeta y ensayista, rindiendo cuentas con la actualidad.
Sí, el autor de “Los niños de Dios” ha realizado una novela donde el pasado de la realidad se mezcla con la indiscriminada “ficción” de un presente que nadie quiere ver.
¿Lo querrán leer?
Y si lo leen, ¿ofrecerán su testimonio, como lo plasma Hildelisa?: “Los que sabemos de las porquerías realmente grandes de este país, podemos decir, no sin vergüenza, que lo de los niños de Dios es una cosa relativamente pequeña ante la enormidad de corrupción en la que nos movemos”.
Sergio Gómez Montero (Morelia, Michoacán, 1945) cursó la carrera de literatura hispanoamericana en la Universidad Nacional Autónoma de México, la Universidad Autónoma de Puebla y la Universidad de Sonora. Ha sido profesor de diversas universidades nacionales y maestro visitante en universidades del sur de California (EUA). Fue director de la Universidad Pedagógica Nacional (Mexicali) de 1983 a 1994. Ha recibido numerosos premios nacionales por su producción literaria. Entre otras publicaciones, es autor de: Los caminos venturosos; La organización de la escuela de nivel medio superior; Universidad, educación y docencia. Notas críticas; Historias de la guerra menor; Sociedad y desierto, Literatura en la frontera norte; The border: the future of posmodernity; La nueva escuela: dirección, liderazgo y gestión escolar; así como el volumen Tiempos de cultura, tiempos de frontera. Después de su paso como docente-investigador de la UPN subsede Ensenada y maestro visitante en San Diego State University, campus Valle Imperial, actualmente radica en Ensenada, Baja California, ejerciendo aún los oficios que le dan sentido a su vida, aunque cada vez más dedicado a la narrativa, género en el cual finca su mayor compromiso.

*El libro “Los niños de Dios” será presentado por el autor y su servidor este miércoles 2 de junio, a las 7:30 p.m., en la Sala “Ernesto Muñoz Acosta” del Centro Estatal de las Artes de Ensenada (CEARTE). Acompáñenos, si no queda conmovido, seguro quedará estupefacto.

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