jueves, 24 de junio de 2010

INTELECTUALES Y GOBIERNO

INTELECTUALES Y GOBIERNO
¿A quién habría que atribuirles el desastre social?

Rael Salvador
rael_art@hotmail.com

“Se puede ganar una guerra con cualquier clase de personas, pero no se puede construir un sistema justo, con valores éticos, si quienes se proponen hacerlo carecen de ellos”.
Gioconda Belli.El primer exhorto es hacia la realidad.
Esta no es una Comedia Bufa, no pretendamos enterrar, como gatos del ágora, la mierda con palabras vanas.
La función de los intelectuales, sobre todo en una democracia que se construye, es importantísima y, en muchos casos -- como lo es el de Ensenada --, imprescindible e irrefutable.
Claro y con sustento, en la medida de lo posible, el discurso de los bandos que involucra la lucha partidista debe abandonar lo “políticamente correcto” -- que se confunde con lo Políticamente Necesario -- y, sin dejar de lado las “promesas de felicidad”, afrontar el hecho de que quien persigue lo “verdaderamente bueno” para una Sociedad no puede mostrarse indiferente ante las desgracias ajenas, y mucho menos contra aquellos que las provocan (más cuando éstos son servidores públicos).
Eso de descalificar, imponiendo el poder, es una elocución muy de moda en los gobernantes que sólo abren la boca.
Las actuales administraciones del Ayuntamiento hablan mucho -- la “publicidad” les sostiene el discurso --, pero viven de las cerrazones, no sólo ideológicas sino que además se establecen en un desolado “búnker” donde únicamente penetran los practicantes mentales del color del partido, amén de los que cabildean los domingos con los placeres benignos de la religión.
Para construir una Ensenada incluyente, es necesario restablecer vías de acceso a la camarilla exclusivista y ponderar -- con quienes tienen capacidad para hacerlo, superando esa tradicional mentalidad “clientelar y politiquera” -- las cualidades de rendimiento y función en los puestos administrativos.
No existe prosperidad económica, ni en el puerto ni en la nación. Eso lo sabemos y, más que eso, lo padecemos. Y es lamentable. ¿Por qué no atribuir tal situación a la incapacidad de los “incapacitados” para hacer su trabajo? ¿Si somos capaces de determinar la órbita de un satélite los próximos seis años, por qué no estamos aptos para visualizar los errores que cometerán los funcionarios sin perfil ni experiencia?
Todo esta práctica política, de lo más “amateur” y “light”, centrada en el nepotismo, impide que se tenga un sentido social justo y se desproporcione el importantísimo traslado del “deseo de bienestar” a las Urnas en tiempos electorales, ya no se diga en la más que ordinaria convivencia social.
¿Por qué no asiste la ciudadanía a votar? Algo anda muy mal, y ese mal tiene responsables. Y parece olvidárseles que ustedes sustentan el poder y, desde el gobierno en turno, lo manipulan desde diferentes frentes, arguyendo que son los mejores, cuando la realidad a ojos vista dice que son los peores.
Y si esto impide que se tengan ansias de participación política, bien podrían estas autoridades -- no sólo porque sea su obligación constitucional, sino porque denota además pobreza de espíritu, no sólo religioso -- iniciar desde la confrontación a la conversación -- tal como estamos -- y atribuirse respaldos tanto de sentido común, como de profesionales del pensamiento.
Ya lo decía Eduardo Galeano: “Sin omnipotencias ni humillaciones, es preciso lavarse los ojos: para ayudar a que la realidad cambie, hay que empezar por verla”.

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