martes, 15 de junio de 2010

RESPONSABILIDAD CIUDADANA

RESPONSABILIDAD CIUDADANA
Si antes era necesario tomar las armas, ahora
prevalece la tendencia de la destitución

Rael Salvador
rael_art@hotmail.com

“El Estado mexicano, en sus tres órdenes de gobierno, la responsabilidad es inexistente”.
Federico Reyes Heroles. La tarde de ayer permitimos que la tierra que pisamos se fincara de irresponsabilidades, sólo para que el día hoy eructen de ella viejos problemas y se sumen a los actuales.
Malsembrados, malregados y malnacidos de la incompetencia, estos graves pero “imperturbables” problemas sociales parecen giran indefinidamente en la noria de la indiferencia.
Y, como gatas parturientas, chillando pelos, tal dejadez no parece afectarnos.
Y es fácil de comprender. De estar tanto tiempo abajo -- cuatro décadas --, nos dicen que “subimos” y creemos que ya estamos arriba.
Puro pensamiento mágico, joyas abrillantadas que aquilatan las políticas basadas en la estupidez, el consumo, y el despilfarro
El político y el funcionario insisten -- spot a cuestas -- que no existe problema que no tenga solución y que además esa solución no está en nuestras manos, la de la ciudadanía.
Pues ellos son los funcionarios que “funcionan” y el ciudadano -- que no debe de tomarse la molestia de preocuparse -- es aquel que recibe el “beneficio” inevitable de su gran labor.
Es decir, en esta fábula bufa, al ofrecerles un carácter impersonal, sólo absolvemos a los responsables.
Por un lado, quien ejerce la debilidad de funcionario público -- que está para obedecer, no para resolver -- y que nada puede realizar, pues dejaría de “funcionar” e inmediatamente se vería de patitas en la calle, cabizbajo y meditabundo, por le bulevar Ramírez Méndez.
Y por el otro, la responsabilidad ciudadana -- que no sólo sirve para ir a comprar e ir a votar, si es que tiene dinero o amanece con ganas de “democracia”-- que olvida que si antes era necesario tomar las armas e ir a la “revuelta”, ahora prevalece la tendencia de la destitución.
Destitución que pude aplicarse por vías legales y, también, por las ilegales, jugando su propio juego.
Con el pesimismo de la inteligencia y el optimismo de la voluntad, como le gustaba referir al maestro Bobbio, no es lo mismo estar por encima de la “contienda” que debajo de ella, sufriendo la caballada del oportunismo y los tirones de las cuerdas que, no sin sutileza, mueve, reconduce y dirige el poder.
Si el gobierno se hace responsable, más que de su estupidez, de las estupideces que fincan sus estúpidos, los ciudadanos no estarían empeñados en realizar más estupideces, como querer derrocarlo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario