Mientras el personal grita: ¡Goooooool!
Rael Salvador
rael_art@hotmail.com
“¿Por qué debe morir un cuerpo sano sólo porque su mente está enferma?”.
Gronenberg.
Cuando se trata de la realidad, nadie escapa de ser sólo un vagabundo buscando una caverna dónde refugiarse.Ahí están los que a tientas buscan la cola de la verdad en la luz plena que los ciega o en la procurada oscuridad de su mediocre mendicidad intelectual.
¿Quiénes somos, qué hacemos aquí, hacia dónde diablos nos encamina la sociedad?
Platón supo descifrar un tratado de las sombras, nosotros sólo bebemos la oscuridad del espíritu con cierto gusto a Coca-cola light.
Sólo somos un papalote incendiado que el viento aviva hacia su inminente consumación.
Accidentales y a la deriva, rezamos, maldecimos, farfullamos y la vida sigue siendo una danza de flores que no vemos a lo largo de nuestra existencia de sonámbulos programados.
Y esto sucede, porque muchísimas personas a nuestro alrededor están insistiendo por todos los medios y con su vasto arsenal de trucos -- las mañas de las religiones, las mentiras de los políticos, las trampas de la escuela, la imbecilidad de la televisión -- que “la vida es así”, que hay que resignarnos, que hay que comprenderla, que hay que aceptarla, que hay que aguantarnos, que hay que soportarla.
Auténtica basura cósmica, o como me gusta aseverar en estos casos: auténtica cagada galáctica, mierda espacial rondando al hombre desde que dio a luz su primer temor.
Sí, grábatelo, es muy raro que una persona se realice en la verdad auténtica. La mayoría de personas viven vidas de mentira, vidas fingidas, vidas compradas, vidas concertadas. Sus existencias son sólo superficiales, relativas, superfluas, acomodaticias, sin solidez y sin sustancia.
Andamiajes de niebla que no sostienen a la realidad. Puentes de flores, como sonrisas ajustadas, que se ponen un día y se derrumban al otro, mientras el personal grita: ¡Gooooooooool!
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