martes, 8 de junio de 2010

UN ASESINATO LLAMADO DESEO

UN ASESINATO LLAMADO DESEO
A la vida tenemos derecho todos

Rael Salvador
rael_art@hotmail.com

“Mi hombría es aceptarme diferente. Ser cobarde es mucho más duro”.
Pedro Lemebel.
El asesinato de un “maricón” no vale el comentario de los hipócritas, que quieren verlo más muerto porque así -- asesinado o desaparecido, borrado de este mundo -- ya no perturba la solidez de la supuesta hombría.
Así pasaron por las armas a Federico García Lorca (introduciéndole la pistola y luego disparándole).
Así le descuartizaron el alma a de Pier Paolo Pasolini (un jovencito que, ya pantalones arriba, se arrepintió de su satisfacción).
Así, así, así…
De la sed de la piel a los sótanos de la tentación aparte.
Pero a la puta vida tenemos derecho todos.
Y cada quien lo hace como puede, ya sea vendiendo el alma como los políticos, los empresarios y los servidores públicos, o vendiendo el cuerpo, como las sexoservidoras, los transexuales y los homosexuales.
Así, no sin cierto grado de resquemor y otro tanto de alivio, hacemos funcionar los mercados del alma y de la carne.
Y parece no existir manera o forma de concienciar a la población de que la transexualidad o la homosexualidad no son una amenaza ni una aberración ni una enfermedad…
Si no puntualizamos dicha educación y respeto a la elección de género -- avalado por la psiquiatría y no sólo definida o rectificada por el bisturí --, cómo diablos vamos a luchar contra la discriminación que genera la transfobia o la homofobia: el odio o miedo irracional, muchas veces obsesivo, hacia las personas transexuales y homosexuales, que lamentablemente suelen terminar en crímenes violentos, como el ocurrido a “Jazmín”.
¿Acaso las “tetas” de un transexual no son similares a las de nuestras mujeres que, en sus elegantes bolsas “Carolina Herrera”, llevan la misma tarjeta del cirujano compartido?
La Mexicomanía sádica, que se desboca a una sexualidad desenfrenada, humillante y sin sentido, que es ejercida sólo para reafirmar el fantasma psicológico de un “falo” que se difumina, y, más que al género opuesto, parece necesitar la guerra, el box y el fútbol para disfrazar sus pulsiones…
Sublevando o definiendo, con o sin virtudes femeninas o masculinas, homosexuales somos todos y todas. La compulsión de la violencia específica es otra cosa.
Que ningún crimen quede sin comprensión… ya que el castigo lo aplican ustedes.

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