viernes, 7 de mayo de 2010

VIDA EN LA VIDA

VIDA EN LA VIDA
El invitado de todas las cosas

Rael Salvador
rael_art@hotmail.com

“Podemos hacer miel con el polen de una flor venenosa”.
Niko Kazantzakis. A mí me invitaron a vivir, a constatar la audacia y la locura del hombre, a viajar por la belleza del camino que va de la tiniebla del misterio a la luz del corazón.
A mí me invitaron, cada noche o cada amanecer, a soñar el comienzo de la vida, a dejar pastar las manos en la tibieza de tus valles, a anidar en el silencio la música de las estrellas, a nadar con la mirada el maravilloso lago de la creación.
A mí me invitaron a testificar que la cobardía provoca el egoísmo de lo poco que somos... A comprobar que el miedo, invadido por el cáncer de las reglas innecesarias, elabora la miel oscura de la tristeza, decaimiento incomprendido que proporciona el odio necesario para la inútil defensa de los fantasmas que nos habitan...
A mí me invitaron a vivir, a respirar el gozo de la rosa y la plenitud infinita de la luna, a perderme en el laberinto del aroma y a retornar a casa por el arroyo de la luz. A paladear la tormenta desnudo y con el alma abierta, y a recuperar el encanto del vacío cuando lleno gozoso mis abrazos del calor de tu pecho y cedo al jugoso imán de tus caderas.
A mí me invitaron a ser vida en la vida, a dejar la naturaleza cósmica del vientre de mi madre para encontrarme con la Madre Naturaleza, hija del creciente mar turquesa de las inconmensurables constelaciones. Me invitaron a este instante a existir en el tiempo de la crisálida terrestre para después desprenderme en las transparentes alas del espacio infinito...
Nos soy de nadie, toda mi riqueza es el fruto de mi libertad. No soy cristiano, no soy musulmán, no soy católico, no soy judío, no soy budista, no soy hindú… Sólo soy un Hombre, un desconocido con voz propia, que nació en Alejandría, en el año cero, que fue un tiempo domado por la miseria erótica de la pareja, por el placer enano de los licores sin arco-iris, por el multitudinario murmullo de ir a alguna parte buscando “éxito”...
A mí me invitaron a esta fiesta y acepté mi voluntad. Sabía, como Buda, de los engaños del deseo; sabía, como Juana de Arco, del dolor de la pasión; sabía, como Ícaro, de la caída en el impulso; Sabía, como ahora lo sabes tú, de la peligrosa ilusión de amar...
A mí me invitaron a nacer para vivir, sabiendo lo corto de mis pasos, lo pésimo del terreno y la zarza encendida que limitaría mis andanzas. Gracias al arte, me hice a la mar de la vida en mi barca de pinceles, en mi navío cósmico de oraciones, en mis velas de luz que alimentaba mi cámara... Soy hijo de todas las cosas, porque en realidad es todo lo que hay. Cosas que materializamos con el pensamiento, sueños hechos realidad.

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