sábado, 8 de mayo de 2010

OPACIDAD DE LUX

OPACIDAD DE LUX
El amor no existe, sólo existen los actos de amor

Rael Salvador
rael_art@hotmail.com

“No camines delante de mí, puede que no te siga. No camines detrás de mí, puede que no te guíe. Camina junto a mí y se mi amigo”.
Albert Camus.Cristalino como el trayecto de una bala, así debe ser nuestro paso por este mundo.
Sonrientes, a la velocidad del equilibrio, la claridad debe de manifestarse sin la hipocresía recurrente -- fundada en el quedar bien o el seguir las estúpidas normas sociales--. Sin los oscuros tapujos del miedo o las afiladas púas del prejuicio, la mente tiende a confiar en la entrega, en la amistad o en la compañía de provecho y así el bienestar se convierte en fortaleza, en algo que nos ofrece salud.
La más de las veces, nuestra confusión tiene sus raíces en el autocastigo, en esa enigmática necesidad de lastimarnos.
Ordinario y recurrente, el dolor que nos propinamos nos hace sentir vivos, pero nos niega considerar que dicho placer sólo sea la felicidad del estrés, que luego atenuamos con una copa, con un cigarro, con una pastilla, con un piercing, con un látigo imaginario (cuando no el de Robert Mapplethorpe)… o con un amor torcido.
No debemos permitir que la entrega, la amistad y la compañía de provecho se desmoronen cuando vemos el derrumbe de nuestras propias expectativas.
Exigentes, como idiotamente nos enseñaron, la existencia tiene que ver más con nosotros mismos y mucho menos con la vida de quienes nos rodean: Cuando alguien nos “falla” o “decepciona”, es porque neciamente esperábamos algo para nosotros y que él o ella no tenían la obligación de brindarnos.
Salir de la opacidad, sobre todo es alimentar las carencias emocionales con caricias o abrazos, palabras dulces como las que nuestras madres nos decían en el tibio y diamantino seno materno -- el amor no existe, sólo existen los actos de amor --, identificando la fuente de dolor y actuando sobre ella, así nada se nos convertirá autodestructiva frustración, educados actos de hipocresía o malestar existencial.
Recuerda que ningún hombre es un fracasado si tiene amigos y que sólo una mujer extraordinaria puede devolverle la belleza del ángel de la niñez a la humanidad.

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