viernes, 28 de mayo de 2010

EL MITO DE SÍSIFO

EL MITO DE SÍSIFO
No hay sino un problema filosófico realmente serio…

Rael Salvador
rael_art@hotmail.com

“Perder la vida es cosa de poca importancia, pero ver cómo se desvanece el sentido de esa vida, cómo desaparece la razón de nuestra existencia, esto es lo insoportable”.
Octavi Fullat.Hablemos un poco de “Le Mythe de Sisyphe” de Albert Camus.
El título de este ensayo magistral proviene del atribulado personaje de la mitología griega; sí, ese que está condenado a subir una roca a la montaña…
En él, Camus discute la cuestión del suicidio y el valor de la vida, presentando al Mito de Sísifo como metáfora del esfuerzo inútil e incesante del hombre moderno, que consume su vida en fábricas y oficinas sórdidas y deshumanizadas.
De esta forma plantea la Filosofía del Absurdo, que mantiene que nuestras vidas son insignificantes y no tienen más valor que el de lo que creamos. Siendo el mundo tan fútil, Camus pregunta, ¿qué alternativa hay al suicidio? El ensayo se inicia con estas memorable párrafo: “No hay sino un problema filosófico realmente serio: el suicidio”.
Sísifo, dentro de la mitología griega, como Prometeo, hizo enfadar a los dioses por su extraordinaria astucia. Como castigo, fue condenado a perder la vista y empujar perpetuamente una roca gigante montaña arriba, hasta la cima, sólo para que volviese a caer rodando hasta el valle, y así indefinidamente, por los siglos de los siglos, amén.
Camus desarrolla la idea de que el “hombre absurdo”, o con una “sensibilidad absurda”, es aquél que se muestra perpetuamente consciente de la completa inutilidad de su vida. Ésta, afirma, es la única alternativa aceptable al injustificable salto de fe que constituye la base de todas las religiones (e incluso del existencialismo, que Camus no aceptaba del todo). Aprovechándose de numerosas fuentes filosóficas y literarias, y particularmente del escritor ruso Fiodor Dostoievski, Camus describe el progreso histórico de la conciencia del absurdo y concluye que Sísifo es el héroe absurdo definitivo.
En su ensayo, Camus afirma que Sísifo experimenta la libertad durante un breve instante, cuando ha terminado de empujar la roca y aún no tiene que comenzar de nuevo su ascenso y condenación. En ese punto, Camus sentía que Sísifo, a pesar de ser ciego, sabía que las vistas del paisaje estaban ahí y debía haberlo encontrado edificante: “Uno debe imaginar feliz a Sísifo”, declara, por lo que aparentemente lo salva de su destino suicida.

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