viernes, 22 de enero de 2010

VIOLENCIA JUVENIL

VIOLENCIA JUVENIL
¿Qué manda en sus vidas?

Rael Salvador
rael_art@hotmail.com

“Es su carne la que es educada en la forma de su espíritu”.
Pier Paolo Pasolini.
A la caída del sol, los cerros se coronan de luz.
A sus faldas, los barrios de la periferia sienten nacer la oscuridad.
Borracho, el Diablo lleva un neumático rodando.
Apisonada por el abandono, la calle es polvo paralítico, ya no se levanta.
En esa nata de silencio, dos perros flacos escarban con sus hocicos tristes la basura acumulada.
Llegan en un carro, un Sedán gris.
Son cinco, no tienen más de quince o dieciséis años, todos fuman la adrenalina de existir.
Atraviesan la calle, bajan a toda prisa los escalones de la instalación deportiva en abandono.
Con pena mecánica, brillan en sus bolsas traseras los desarmadores.
Van dispuestos a golpear y ser golpeados. A apuñalar y ser apuñalados.
El otro grupo de adolescentes dibuja la caricatura maligna de la muerte en sus rostros.
Juveniles, como higueras ambulantes, alimentados con la mostaza de la desavenencia familiar, la vida se les hizo noche demasiado pronto.
Son hijos de alguna madre violada o un padre alcohólico.
De un traficante de nervios o de una mujer que lleva ya el profundo dolor de llorar sin lágrimas.
Todo sucede tan deprisa, que la realidad queda como una amante insatisfecha.
Se entran, se apartan, se retiran.
Agitados, suben los escalones que apenas unos segundos atrás bajaron.
Algo ha salido mal.
Dentro del auto, pegadas, las putas llaves son una burla.
Lo encienden.

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