jueves, 28 de enero de 2010

LA VERDAD ESTÁ AHÍ AFUERA, EN TU CORAZÓN

LA VERDAD ESTÁ AHÍ AFUERA,
EN TU CORAZÓN

Rael Salvador
rael_art@hotmail.com

“¡Vamos, que hay que recobrar la salud poética!”.
David Jerusalén.
Para salvar el alma no hay que arrodillarse.
Si algo te pesa, elévalo.
De nada sirve que te enseñe a caminar sobre el agua o los escombros de tu vida, si cuando llegues a la otra orilla seguirás siendo el mismo imbécil que partió de aquí.
Anda, mejor inventa un jardín de muslos tiernos y ofrécele la voluntad de tus colores.
Perlas de luz que se internan como peces…
A la oscuridad caliente.
Descansa el peso de tu culpa en la espumosa alergia de la alegría, y verás que ésta desaparecerá.
Canta y baila como un falsario.
Lo que importa en el vuelo o la caída es el impulso no la originalidad.
Suelta ese prejuicio como un media.
Despréndete del dogma como una tanga.
Arráncate la somnolencia de la costumbre y mírate en el espejo de otros pechos, en la caricia de otros placeres.
No me lo preguntes a mí.
La respuesta que daré te resultará antipática.
Imagínate bajo una iridiscente luna de escamas.
Aderezada con el tráfico turquesa de las luciérnagas en la oscuridad.
A lo lejos un loco toca una flauta.
Pétalos de nieve y bambú.
Y tú sentado, reposando la mirada en la tranquilidad de la arena escarlata.
Quizá un poco dulce y quizá un poco torpe y quizá un poco con la desesperación aletargada.
Ebrio de lluvia y vino, como un invento a medias.
Como la violencia desmayada.
Y, en la comodidad de tu carne, escuchas el murmullo de tu alma: “Si deseas la desnudez de Dios, debes destruir sus símbolos”.
Y cuanto más lejos llegues en esto, más cerca vendrás a su Esencia.
La verdad está ahí afuera, en tu corazón.
Dios es el Universo, que todo transforma pero nada pierde, por eso es infinito, dándole la razón a los budistas, que no creen en la razón.

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