viernes, 22 de enero de 2010

PACIFICAR LA EXISTENCIA

PACIFICAR LA EXISTENCIA
Y no morir en el intento de sobrevivir

Rael Salvador
rael_art@hotmail.com

“La más bella de las dudas surje cuando levantas la
cabeza y dejas de creer en la fuerza de tus opresores”.
Bertolt Brecht.
¿Tiene sentido la guerra contra el Narcotráfico?
¿Quién gana en una guerra que no es de flores? ¿Triunfó Colombia en ella?
¿Quién pone los muertos? ¿Quién levanta los cadáveres de sus familiares en las calles de la ciudad?
¿No hay algo gratuito en la muerte de civiles inocentes?
¿Por qué, en esta cruel contienda beligerante, no son los funcionarios de alto nivel los que enfrentan a los delincuentes a balazos?
¿De qué sirve un discurso donde la palabra “guerra” del Presidente de la República no lleva las ganas de salir a luchar personalmente contra los narcotraficantes?
¿Qué interese defiende esta cruzada inútil?
¿Los económicos? ¿Las inversiones? ¿Las reservas?
¿No hemos tenido ya suficiente?
¿Hicieron una guerra contra el “Embargo Atunero”?
¿Se ocupó al Ejercito en una lucha oportuna contra los operantes de “Ginsa y Brisamar”, que tanto daño ocasionaron a los habitantes de Ensenada, así como a los inversionistas de otras localidades?
¿Existe una “guerra” que enfrente eficazmente a la pobreza?
¿Qué mal hacen esos pobres locos, consumidores del placer ilegal, cuando los legales -- el Alcohol y el Cigarro -- causan más muertes? ¿Qué compra el mucho dinero? ¿Quién fabrica a los culpables?
¿Acaso México no fue planeado por las mismas familias en el poder para hacer del territorio un “Paraíso fiscal”, circundado por la impunidad y el tráfico permisible?
¿Podrán las “mentiras oficiales” pacificar la existencia?
¿Irán nuestros hijos a las Escuelas… y tendremos la seguridad de que volverán? ¿Un día saldremos nosotros de casa… y regresaremos?
Lo único que sé es que al afirmar sus métodos de dominación, el gobierno de México disimula sus fracasos a través de caprichos despóticos.
No parar ahora, significa exponer a la población, que nada debe en esta conflagración -- aparte del silencio obsceno y la multitudinaria demanda de paz -- a morir en su intento de sobrevivir al desastre económico.

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