martes, 26 de enero de 2010

EDUCADO EN PALESTINA

EDUCADO EN PALESTINA
La mayoría ha visto a los soldados humillar
o brutalizar a sus padres…

Rael Salvador
rael_art@hotmail.com

“Quien persigue lo verdaderamente bueno no
puede quedarse indiferente ante la desgracia ajena”.
Rob Riemen.


Cuando no hay lluvia de proyectiles, en las escuelas palestinas, aparte de estudiar, se juega estruendosamente al fútbol o al voleibol.
Son amplios sus salones, como los de la Escuela primaria Ignacio M. Altamirano (en Maneadero), con patios centrales y unos portones de recibimiento y salida.
Entre los muchos trofeos no deportivos, expuestos en sus vitrinas, se muestran casquillos de varias dimensiones, desde las grandes balas explosivas, disparadas por los helicópteros “Apache” (made in USA), hasta los más pequeños, escupidos de las ametralladoras.
No es difícil imaginar por qué la educación Palestina es similar a la mexicana, con la diferencia de que la primera constata su fracaso en una cruenta guerra interminable, ya que sus alumnos no pueden dormir en las noches por la constancia de los disparos…
En el salón de clases, los alumnos palestinos no consiguen concentrase, pues el ruido de un carro o de un avión los sobresalta nerviosamente.
-- Tienen miedo -- me dice una maestra --, se sienten agitados y, por el instinto de sobrevivencia, se comportan de manera agresiva.
La mayoría de ellos ha visto a los soldados de Israel entrar en su casa o en la del vecino, humillar o brutalizar a sus padres y llevárselos a las cárceles o asesinarlos.
En un conflicto sociopolítico que no parece tener fin (en una Palestina territorialmente dividida, donde Cisjordania debe formar parte de Israel, ya que les fue dada por “Yaveh”, su Dios único), con una minoría militarizada y extremista que no quiere la paz -- o que la quiere al precio de la desaparición del otro --, los niños palestinos, dentro o fuera de las Escuelas, se encuentran de cara a la muerte.

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