miércoles, 24 de febrero de 2010

UN HOMBRE IGNORANTE

UN HOMBRE IGNORANTE
Para que conste también en los Anales

Rael Salvador
rael_art@hotmail.com

“El escritor debe ser testigo insobornable de su tiempo, con coraje de decir la verdad y levantarse contra todo oficialismo que, enceguecido por sus intereses, pierde de vista la sacralidad de la persona humana ”.
Ernesto Sábato.
A los que respetan su ignorancia, nadie los debería de respetar.
Y si por esa afrenta -- que surge a causa de su propia deshonra -- se sienten “orgullosamente infelices”, que recuerden, si aun les es posible volver a pasar las cosas por el corazón (del latín “re-cordis”), que la estupidez y la crueldad siempre se acompañan.
El cruel Arístenes, de la ateniense escuela Cínica, conociendo la perenne estupidez de la Condición Humana, aseveraba: “Un hombre ignorante, inculto, da lo mismo que hable o se pedorree”.
Cuando un funcionario (que no funciona) se propone dudar metódicamente de lo “real demostrable”, declarando abiertamente que lo encubre la sacrosanta “religión” política de su encomienda y se contenta con algunos malabarismos de entrepierna, lo que hace es dispensar su desconocimiento aventurando un silbante axioma de contundente retórica flatómana.
En medio de este aire viciado y por necesidades de causa filosófica, ya que el lenguaje se me ha declarado “impotente”, basura sin importancia -- ¡ni siquiera cósmica!, llamándome a su vez “escritorzuelo” --, sin desajustar mi sonrisa cínica, que es lo más elevado que he podido alcanzar en la tierra -- ya que para conquistarla necesité, como Zarathustra, los puños más audaces y los dedos más delicados --, declaro lo siguiente: A LOS QUE RESPETAN SU IGNORANCIA, NADIE LOS DEBERÍA DE RESPETAR.
Y que esto permanezca fijo, por los siglos de los siglos, en la roca de la vida, en los en los archivos y anales de Educación, del H. Ayuntamiento, del Gobierno del Estado… y en la memoria de quienes aman y respetan la prosperidad de los Hombres en el Mundo.

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