sábado, 6 de febrero de 2010

GÉNERO LITERARIO DEL PLACER

GÉNERO LITERARIO DEL PLACER
Un lector adentro del corazón

Rael Salvador
rael_art@hotmail.com

“Sonreír es comenzar a comprender”.
Proverbio Budista.
Cartón: Arcadio.
I
COSAS DEL SABER
Cuando leemos por placer, no por obligación, la lectura resulta divertida. Cuando se lee y se comprende, se ha leído para el entendimiento; es decir, para las cosas del saber, para los actos de la bondad y para la justicia de los hombres entre los hombres y la naturaleza. Leer es familiarizarse con el amor a través de la sabiduría, transformar un bien desigual -- en el mejor de los casos -- en una mesa para todos.
II
PUERTA A LA LECTURA
La lectura es una puerta al conocimiento. Nuestro mundo, por su cantidad de libros, tiene miles y miles de puertas por donde podemos llegar a conocernos: la puerta de la belleza, la puerta de la amistad, la puerta de la fantasía, la puerta del conocimiento, la puerta del progreso. La lectura hace de la infancia un milagro, y la imaginación que en ella pervive nos lleva de la mano a la realidad, la verdad y la lucidez.
III
UNA PASIÓN FELIZ
Creo que cuando más temprano y agradable es el contacto del niño con los libros -- por la hospitalidad de sus imágenes y sus diseños, por el cálido albergue de sus texturas y sus abundantes contenidos --, más posibilidades existirán para que la visión de la lectura se nos convierta en una pasión feliz, y esta pasión nos dé el grado afortunado de LECTORES.
IV
FIESTA PARA LOS OJOS
Yo voto por el acercamiento a una lectura desobligada, totalmente hecha para el goce y la recreación, lectura que resulte ser una fiesta para los ojos y una alegría para el alma, que se contraponga a la que tradicionalmente valoramos como lectura "escolar" -- con su erudición cuestionable y sus propósitos cuantitativos --, que las más de las veces el alumno realiza en lecciones o en planas, con la instrucción menguada, apática o disfuncional del profesor en turno, arruinándoles no sólo el gusto por la lectura sino también por la escritura.
V
LIBERTAD DE ELEGIR
El niño o el alumno se forma en la capacidad de elección; es decir, en su vasta libertad de decidir lo que más le venga a en gana o sentimiento o deseo personal: “Quiero este libro, no quiero este otro”. “Quiero estos, aquellos no”. “Hoy deseo lo que deseo, punto”. “Rojos y grandes, sí; azules y chicos, no” Sólo así logramos que la capacidad de elegir se forme; digo SE forme y se informe y ejerza plenamente su pulsación de libertad. Leer de esta manera es encontrar grados de pureza aquilatada en la oferta de la liviandad escolástica.
VI
CÓMO, CUÁNDO, DÓNDE
¿Cómo permitimos que los libros nos hagan felices? Poner al alcance de los niños --y también de los adultos, ¿por qué no?, que a final de cuentas, disfrazados de Maestros, siempre tratan de dirigir las vidas a su alcance --, disponer a la vista y facilitar a la mano de los alumnos múltiples materiales de lectura --piedras, hojas, estampas, periódicos, revistas, manuales, monografías, compendios, diccionarios, etc.-- y dejar que personalmente elijan, escojan, selecciones, se emboben y decidan cómo, cuándo, dónde leerlos, contemplarlos, voltearlos, acariciarlos, abrazarlos, sentarse arriba de ellos --para que no se escapen--, olisquearlos, besarlos, tomarlos como rehenes o como almohadas, qué sé yo... Que se viva plenamente el contacto de lo que es un libro --una lectura-- y no sólo lo que se no ha enseñado que significa.
VII
GENÉTICA DE LA LECTURA
Leer, que nada tiene que ver con perder el tiempo, es ayudar a que se nos vayan formando los gustos, permitiendo que la comprensión, el conocimiento adquirido, se nos instale en la utilidad y el servicio... En otras palabras: que los gestos de la felicidad, a través de la lectura y el acto, persuadan al egoísmo genético, transformándolo en Cultura.
VIII
LAS MÚLTIPLES LECTURAS
Lectura recreativa, informática, instructiva, lectura que reúna los múltiples nombres de la vida, desde la semilla de lo etimológico hasta la nueva nomenclatura del avance virtual. Lectura que nos devuelva en su reflejo el mundo más allá del concepto, más allá de la función hedonista de saber algo y no saber compartirlo. Lectura que en su seno resguarde la armonía por encima de la calificación y de la clasificación escolar.
IX
LA VALORACIÓN DIDÁCTICA
La valoración didáctica del placer tienen que ver con la lectura en voz de todos. El mundo como un texto y la comprensión humana como un coro. Los libro, como los hombres, no valen más que en la medida que nos enseñan a amar. No se trata en absoluta de utilizar el libro como una regla de medición, sino de ofrecerle al alumno, a todo el aprendiz de humano, el ejemplo --sí, nuestro placer sonriente-- de que la lectura ofrece caminos, regala compañía, da conocimiento, hace feliz…
X
LOS NO POCOS ALUMNOS
Ahora, si sólo practicamos la lectura una triste media hora a la semana, si sólo gozamos un poco de ella lejos de cautiverio de la instrucción escolar, no estemos seguros de que sirva para algo... Es por esto que deberíamos, todos juntos -- autoridades educativas, asesores de programa, profesores, alumnos, padres de familia e instituciones culturales afines -- abrir los ojos hacia la posibilidad infinita de tener un lector atento en el corazón y un libro abierto en nuestras manos, en nuestra mente, en nuestro servicial estante -- desde la biblioteca de aula a la plaza pública --. Y, pensando en los no pocos alumnos, deseosos de diversión y conocimiento, ansiosos por merendarse las mieles del mundo y montarse en el zumbido de la abeja, resulta imperiosa ya recomendar la LECTURA como un Género Literario del Placer, como un Género Instructivo y Gozoso de la Existencia Escolar.

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