sábado, 20 de febrero de 2010

HUMANO, MÁS HUMANO

HUMANO, MÁS HUMANO
Sabían todos que todo es de todos

Rael Salvador
rael_art@hotmail.com

“Ninguno aspira a recibir más de lo justo porque sabe que sería a costa de otro”.
Proverbio Maya.

La vida es una roca en el riñón del universo.
Mal habida, mal florecida, sólo parece que el sol a veces la calienta.
Hay ángeles en el manzano, espectros que bendicen la soledad y la alegría.
Y también la linterna del rayo bajo la lluvia y el meteoro que duerme a los pájaros con su saliva.
En ese paisaje, de noches y de días, el más hombre de las bestias inventó el nombre de su género: «Humano, más humano».
Y por humanidad, de Dios o del diablo si se quiere, las tinieblas penetraron la luz y se embarazaron las cosas y las causas, y alumbraron éstas la ruta de la especie entre las especies.
Así nomás, en un muy amanecer, alguien dijo: «Esto mío es». Y sin salir aún de la bruma del sueño y lo que el sueño deja al lado de mujer, los demás en lo que estaban continuaron y nadie reparó, ni hembra en hombro de hombre ni hombre en hombro de hembra, en la osadía del osado.
Sabían todos que todo es de todos.
El alivio de la carne.
La cabeza en las rodillas.
Inclemencia del beso, a las puertas de la vida.
El brillo redondo, el sexo de las piedras.
La pierna entreabierta a lo que se avecina.
Los talones donde van las alas.
La ranura de la lengua.
El arbusto de luz donde comienza el día.
La terrosa antorcha de lo verde.
El feto del sueño navegando hacia arriba.
Todo eso y más era de todos.
Si cabeza se tiene y con ella se ve, cabeza para los asuntos del pensar, las plumas o el agua que del cielo cae, no hace entonces uno nunca apartes y recolecta a coro, como se canta o el sol ilumina, porque cosa más sencilla de saber no hay en el Universo.

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