lunes, 8 de febrero de 2010

RUINAS ENVENENADAS

RUINAS ENVENENADAS
No hace falta que se lo tome al pie de la letra

Rael Salvador
rael_art@hotmail.com

“Siempre es falso el futuro: tenemos
demasiada influencia sobre él”.
Elias Canetti. Foto: Jesús López Gorosave.

Con placidez o indiferencia, nos acostumbramos a padecer esta situación social -- mísera y abyecta, “donde no pasa nada” --, porque la mente se adapta a todo, así como los ojos se adaptan o se acostumbran después de cierto tiempo a la oscuridad.
No hace falta que se tome esto al pie de la letra y busque, como sabueso obsesivo -- moviendo el trasero al ritmo de su nariz --, cianuro arquitectónico entre las piedras.
Lo que verdaderamente importa es que vea la enseñanza que contiene…, si es que alguna enseñanza hay en lo que le voy a comentar.
Nuestra situación social, “donde no pasa nada” sino se cae un Puente o encalla un barco, autoritariamente se caracteriza por adueñarse de los temas, suavizándoles el “cutis” y maquillándoles el oprobio o la deshora pública, que es lo mismo aunque no se escriba igual.
El “chiste” del estorboso puentecito “puñal”, ¿cuánto nos costó y, ahora doblándose en su debilidad inducida -- que recuerde Pablo Alejo que “cuando la culpa es de nadie”, la culpa es de todos--, qué tanto más tendremos que poner o tendremos qué soportar… doblegados como estamos por la “norma social”, como el “jorobado” puente (nunca un adjetivo me fue tan propio al pretender disfrazar mi lenguaje soez)?
Somos muy dados a seguir la bazofia perjudicial, olvidándonos que, con el “cinismo” inoculado -- que para eso hay un “contrato social”: la familia, la escuela, la iglesia y los medios de comunicación --, obtenemos un presente más que desastroso, que para mejor muestra está la derrumbada y desrumbada realidad presente (y no me vengan a decir con tres palabras cojas que estas cosas “suceden de manera natural” y luego quede yo como el puente con “brasier”).
Sí, la vida es un infierno de salvadores: tienes que Votar por los “rojos” a favor de los amarillos para que los verdes no le ganen a los azules...
Lo que aquí acontece no es la justa profesionalidad diplomada, sino la radial epilepsia del auto-engaño, las química externa que exhala el Estado para la inhalación e imbecilidad pública.
Mentira astuta, pasión enferma, asexual, sangrienta, mutilante. Hipocresía como defensa personal, silencio cómplice que mantiene los panes prostitutos en la mesa del que no cumple con humildad y responsabilidad su tarea encomendada…
En la extensa cárcel de Siberia, recordándole a su especie el viejo Dostoiewski solía mascullar: “El hombre que no se inclina ante nada, no podrá nunca soportar la carga de sí mismo”.

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