jueves, 18 de febrero de 2010

GUERRA ILUSTRE

GUERRA ILUSTRE
El legado de una lectura inhumana

Rael Salvador
rael_art@hotmail.com

“Hay demasiadas traiciones, la atmósfera
predominante es de oprobio intelectual”.
Stephen Spender.Leer” no nos hace mejores personas. A lo más, nos educa a estremecer el alma, a enfermarnos de esperanza y santiguarnos como llamas que aromatizan de ácido las húmedas sombras de la melancolía.
No nos engañemos, los Nazis leían con lánguida exquisitez la poética sublime de Goethe y Shiller. Disfrutaban de la primavera que hay en La Clemencia de Tito, mientras distraídamente acariciaban la tersidad láctea de unas tetitas frágiles, como las jóvenes y alegres notas de Mozart, para luego, muy de mañana, partir a los Campos de Concentración, Auschwitz o Treblinka, y cocinar 3,000.000 judíos, aderezándolos con nueces homosexuales, espárragos gitanos, regalándose además el lujo de utilizar a los “discriminados mentales” como pasitas...
El esplendor del Arte se asemeja mucho al delicado Gourmet histórico. Igual a los Cañones de Navarone, los violines suenan en lo alto de la terraza y las letras fijan, a precios que se paladean, la siempre suculenta Receta Bélica a los comensales de todos los tiempos. Así, nuestros crímenes “lesa humanidad” que, sin augurarnos futuro alguno, se arman de mañas para acomodar las piezas para su eterno retorno.
Desde las gestas metafísicas de Krishna y los coágulos occidentales de Homero, pasando por el “Descubrimiento del nuevo Mundo”, los gatos de Waterloo y los componentes de la Guerra Fría, Vietnam y estratégicos puntos circunvecinos, todo termina tristemente como Hamburgo y la ex Yugoslavia, como Angola y Chechenia, como Afganistán e Irak, como el humo escenográfico de las más de 40 guerras que se están llevando a cabo en este preciso instante en el planeta, incluida la del Narcotráfico en Colombia y ahora en México...
Sería extraordinario no poder escribir sobre esto, pero venga ahora la elevada ambivalencia del comentario filosófico de Immanuel Kant: “La guerra es cosa sublime, pues prolongar la paz sirve para dominar el espíritu comercial, que cuando ve sólo el interés privado cede a la cobardía”. O este del pensador francés Alexis Henri Charles de Clérel, vizconde de Tocqueville, que reza: “La guerra extiende la mentalidad humana”. O el proferido musicalmente por el Pájaro de fuego, Igor Stravinski: “La guerra es inevitable para que la humanidad se vaya desarrollando”.

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