lunes, 15 de febrero de 2010

DESPIERTA Y MÍRAME

DESPIERTA Y MÍRAME
La mañana es fresca y se acabó la prisa

Rael Salvador
rael_art@hotmail.com

“Quien hace un paraíso de su pan, de su hambre hace un infierno”.
Antonio Porchia.Despierta y mírame…
No apartes hoy con un bostezo el tesoro de tu destino.
Date cuenta: la mañana es fresca y se acabó la prisa.
Lo que dices que te espera -- el trabajo, la escuela, la oficina o cualquier otra estupidez --, seguirá su triste curso, metas o no la nariz en ello.
Si tienes que levantarte a esta hora, entonces no eres tan importante como dices.
La importancia que les das es tan sólo la importancia de la gravedad que necesitas.
Inventas cosas para creerte real: rutinas, rituales, manías enfermizas, una amplia colección de pretextos idiotas que usas como zanahorias para avanzar el resto del día.
Despierta y mírame…
Permite que el desenfado te cobije y el segundero del reloj siga dando vueltas como el nerviosismo de tu jefe en la oficina o tu antipedagógica directora en la escuela o tu neurótico mandamás en la maquila…
Tú no eres uno de esos tipos que encubren sus frustraciones existenciales, laborales o sexuales, con títulos colgantes, frases acuñadas o patéticas jerarquías.
Data cuenta: tu vida vale más que el cansancio que inviertes para mantenerla activa.
Despierta y mírame…
Hay que iniciar una peregrinación interior y ascender lo escarpado de la conciencia (no olvides que como exploradores de la existencia, antes que el Everest debemos escalar primero el Himalaya de nuestro propio espíritu).
No puedes seguir dando vueltas como una mariposilla torpe, quemando la belleza de tus alas en un falso astro eléctrico.
Considero que lo mejor es ir remando por la sal de tus venas hacia el estancado lago de tu corazón.
Pero estate quieto.
No es necesario que te levantes, si no es para acompañar el trino de los pájaros y saborear la verde sombra de los árboles…
No seas obstinado en tu necedad mecánica, aprende de la sabia lentitud de las nubes, del sigiloso reptar de la niebla, del espumoso clavado constante de las olas…
Tu perro te habla y tú, como tu mujer, ya ni siquiera mueves la cola.
Ladra conmigo: ¡Gua gua- gua!
Eso es hermoso, hermano.
¿Habías olvidado que así empieza el gran libro de Trópico de Capricornio, de mi querido Henry Miller?
¡La tinta de la vida es la sangre!
Despierta y mírame…
Sí, de la basura también puede surgir la hermosura.
Sobre todo, de la fiesta del sentir y de la belleza del pensar.
Tú no eres uno de esos tipos que va escupiendo para arriba, sin aflojar el nudo de la corbata ni el elástico de su calzón, cuidándose de si mismos.
¿Desde hace cuánto que no vas descalzo a la oficina?
¿Desde hace cuánto que no te paras a juguetear como un golfo con esa cara de seriedad profunda?
¿Desde hace cuánto que no piensas que puedes morir en cualquier instante?
Sé, precisamente porque me lees, que aún tienen edad para estas cosas, como cuando celebrabas con un vodka, a las 9:27 antes meridiano, en una playa lejana y con una hermosa chica sobre el cofre de tu viejo “mustang”, sin gasolina, sin “extra” y sin putas placas.
¿Recuerdas la “rola” que escuchaban?
¿Simon & Garfunkel, Led Zeppelin, The Doors?
Diablos, yo prefería Los Sonidos del Silencio: “Hola, oscuridad, mi vieja amiga. / Aquí estoy para hablar contigo de nuevo / porque una visión, que se deslizó lentamente / mientras yo dormía, me dejó su semilla / y esa visión que germinó en mi cerebro / permanece en el sonido del silencio…
“Y en la luz desnuda vi / a diez mil personas, tal vez más, / gente que hablaba sin hablar, / gente que escuchaba sin oír, / gente que escribía canciones que ninguna voz compartirá.
“Nadie se atrevía a alterar el sonido del silencio”. Las olas, arena, el sol, los dulces besos de ella… Maravillosa.
Despierta y mírame…
No menosprecies la buena soledad, esa donde la reflexión salta como una fiera excitada y te muerde la yugular, donde tus manos te buscan para arreglar placeres contigo o, si así lo prefieres, donde la lectura de un libro predestinado pueda regalarle nuevos latidos a tu seco racimo de venas.
Como un copo de nieve, eres único. No hay nadie que se te parezca, pues con tus taras y milagros abonas personalmente la vida de buenos y amargos sentimientos.
En las casa de los humanos, en el planeta Tierra, cada acto que realizas equilibra o desequilibra la balanza.
¡Alégrate, la decisión es sólo tuya!
Si no eres un extra-terrestre de alcurnia, por lo menos esfuérzate por no ser un detestable terrestre-extra.
No me vengas con la desmemoria de que no lo sabías, ¡por Dios!
Despierta y mírame…
No apartes hoy con un bostezo el tesoro de tu destino.
Date cuenta: la mañana es fresca y se acabó la prisa.
Lo que dices que te espera… es sólo un camino para encontrarte contigo mismo.
Toma nota, la luz, la señal, es ésta:
El camino que no te brinda felicidad es el camino equivocado.

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