miércoles, 14 de abril de 2010

LIBERTAD DEL BASURERO

LIBERTAD DEL BASURERO
Si leer sirve de algo, que ese algo sirva…

Rael Salvador
rael_art@hotmail.com

“La humanidad está en manos peligrosas: las propias”.
Ryszard Kapuscinski. No pretendo molestar al mundo. Es más, ni siquiera llevarle la contraria. Sólo sucede que, después de haber sobrevivido a sus entuertos y engatusadas, ahora sé a ciencia cierta que detrás de esa apariencia cómoda, frugal, consoladora, crediticia, casi maternal, que nos vende caro la “civilidad”, se esconde un asesino que ya hace tiempo dejó de ser silencioso, para pasar a ser desmesurado, egoísta, antiético y sobradamente cruel. Que además, no hastiado de tanta sangre como consume, sonríe como un santo perspicaz y, en la primera oportunidad es capaz de echar bombas a la población civil de Hiroshima y Nagasaki, juguetear con el Uranio en Irak, inventarse pesadillas de terrorismo para luego hacérnoslas realidad… por no decir que chupa petróleo y órganos frescos, con el desenfado espiritual con que sacrifica jóvenes al frente de sus absurdas guerras -- “justificadas” sólo por avaricias económicas --, para así garantizar una vejez imperial y pedofílica .
Soy escritor, un tipo de los más ordinario, con deudas, amores perdidos y camisas por planchar, pero que también sabe que la magia de la literatura nos salva de esa la “libertad” del basurero, lugar donde se anuncian a los cuatro vientos los evangelios del consumo, lacerantes apostolados del capitalismo voraz que generan la degradación, la drogadicción y la prostitución.
Mientras los políticos sigan predicando sus mentiras superfluas, los sacerdotes enseñando que la vida está en otra parte y los Educadores imponiendo su lastimosa injuria “pedagógica”, los latigazo de dicho ultraje terminarán por hacernos creer la impostación que ellos sugieren: que la felicidad ciudadana está ligada íntimamente a la depredación consumista y por ello a la “normalidad” de las guerras (con sus ajustes a los “intereses”, xenofobias y materias primas involucradas).
Sin ser un hombre duro, tampoco me considero una nena delicada, pero me da nausea metafísica observar las crueles y sangrientas ejecuciones de civiles -- sobre todo niños y adolescentes -- en áreas de conflicto bélico, sin descartar los más que estúpidos “daños colaterales” que a diario suma el Ejercito Mexicano en su beligerancia perdida contra el Narcotráfico.
No pretendo molestar al mundo. Es más, ni siquiera llevarle la contraria. Sólo sucede que hoy estoy hasta la madre y tengo que entregar ya la puta Columna.

No hay comentarios:

Publicar un comentario