lunes, 22 de marzo de 2010

SAVONAROLA EN EL PAN

SAVONAROLA EN EL PAN
La realidad alterada de las drogas y la política

Rael Salvador
rael_art@hotmail.com

“Todos los medios son buenos cuando son eficaces”.
Jean-Paul Sartre. Alfonso Talavera Hernández, presidente del comité directivo municipal del Partido Acción Nacional (PAN), antes que, en la doble moral de lo tajante, mande a “chingar a su madre” al diputado local de extracción panista y presidente del congreso Víctor González Ortega, tendría que ofrecer, en la medida que corresponde a lo cordial, todos los elementos médico-psicológicos para su pronta recuperación.
Y, de igual forma, en estos quince días de licencia del “blanquiazul”, de encontrarse culpable de tráfico o posesión -- que de consumo, no cabe la menor duda --, aportar los elementos de “juicio” para su pronta liberación y reintegración de su mandato político.
Porque si no lo hace así, este Savonarola de la rectitud y la excomunión, de la honorabilidad y la ejecución, estaría abonando el caldo de cultivo de la incomprensión, la ignorancia y el desconsuelo… a costa del lucro, el estruendo luminoso de los bares y la depravación de los poderosos.
Aquí no hay que confundir la Integridad con la estupidez del “Combate contra las Drogas”, que son dos cosas distintas.
Para que la conducta de un ciudadano o un servidor público sea incólume, ejemplar, justa, recta… antes que él, la sociedad debe de estar alzada en la “integridad” y no construida en el desaliento ético, la prohibición absurda y la fácil condena verbal: “Personas así, a chingar a su madre”.
Bien se sabe, porque nadie va a tapar el sol de los enervantes con un dedo, que una necesidad emocional o una demanda fisiológica, encaminada ésta hacia el consumo del “calorcito” prohibido, corresponde a distintas razones culturales, no sólo a las criminalizadas moral y judicialmente.
Productos humanos del paraíso del “Consumo” y las necesidades artificiales, nadie podrá engañar a la “abuelita” del Acción Nacional anteponiendo que la Corrupción sea más sana que la cocaína, o que el alcohol, el tabaco o la marihuana sean menos adictivos que la avaricia, la deshonestidad y la libre circulación del robo.
En esta cadena económica de las drogas, lo peor no son los consumidores (quienes merecen respaldo y no sólo nuestra condena).
Ahí que un Político deba ser conocido por sus logros políticos. Por supuesto que es importante que éste sea también conocido por sus desmanes y extravagancias, por sus debilidades ordinarias -- como la adicción a la idiotez y los caballos -- o sus menguados prodigios sexuales, pero sobre todo debe ser conocido por sus logros.
A su vez, expulsado por sus deficiencias en la materia.
Abovinado de lucidez (como vaquero místico), Nietzsche refería en las “mentadas de madre” una cárcel para el lenguaje: “Parece que el lenguaje se ha inventado sólo para las cosas mediocres, medianas, comunicables”.
Al igual que las drogas, las palabras nos envilecen o nos iluminan, comunican aquello de lo que estamos hechos.

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