miércoles, 3 de marzo de 2010

REALISMO ESCOLAR

REALISMO ESCOLAR
Hambrientos, no sólo de conocimiento

“La libertad moral no prospera en la servidumbre económica”.
Jaime Torres Bodet.Sobre la Escuela las gaviotas revolotean con rabiosa lujuria.
Muchos son los desechos en los patios y las canchas, en los pasillos y los salones, que el cielo, de tanto graznido y revuelo de aves, se cierra acechante.
Los conserjes, nacidos para barrer, apoyando la jeta en la punta de la escoba, miran.
Sólo miran.
-- Reclamar, ya lo hemos hecho. Y no conviene…
Las marcas de basura, que la televisión promueve y la familia acepta, son una realidad a tomar por boca:
Oscuras aguas azucaradas, pasmados panecillos encelofanados, papitas al cartón, sopa de momia deshidratada, Caramelos calamitosos (chatarrería de cero fibra, cero vitaminas, cero minerales, sólo azúcar). Frituras que absorben aceite en grandes cantidades, sean papastras, chicharrones, o cualquier otro alimento sumergible. El aceite que consumimos se convierte directamente en grasa corporal. Este fenómeno sucede porque el aceite “refinado” es una grasa “aislada” de los demás nutrientes. No se ve esto en los alimentos naturales como las verduras o frutas, donde el aceite no refinado es digerido por el organismo de manera sana). Tortas, que su ingrediente principal es la contradictoria harina blanca, que fomenta la acumulación de grasa corporal. Verdadero festín “chatarra”, auténtica bomba engordante (si quieres hinchar a alguien o, peor aún, hacerlo enfermar, podrías darle de comer diariamente pasteles, donas, tortas, frituras y caramelos). El toque fundamental de la Soda es el azúcar, y demasiada para ser exactos. Con los “refrescos” le estamos metiendo a nuestro sistema digestivo sólo colorantes, endulzantes y saborizantes artificiales con gas, un gran concierto de ingredientes inútiles aunado las ya clásicas y características pócimas de dulces ácidos en diversa presentación, etc.
Nutrición ésta, que desde sus incuestionables inteligencias el Maestro ofrece a los alumnos... hambrientos, no sólo de conocimiento.
Las envolturas, que los niños tiran y las gaviotas pican, son más caras y más lindas y más limpias que la basura que contienen, que los alumnos que las compran y que los Directivos que, en este paraíso de la Educación, multiplican sus ganancias.

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