sábado, 13 de marzo de 2010

¿ES RARA LA RIQUEZA DEL SR. SLIM?

¿ES RARA LA RIQUEZA DEL SR. SLIM?
Hay que encontrar la inmoral “plusvalía” que le lleva a encabezar esta publicitada payasada narcisista

Rael Salvador
rael_art@hotmail.com

“Poeta es aquella persona que en presencia de otro se considerará siempre su igual, sea este el Rey o el más pobre del clan de los mendigos”.
E. Gil y Carrasco.Lic. Ramón F. Alcaraz Córdova, le agradezco la interrogante. En primer lugar, es de suma importancia que, como lectores y ciudadanos, generemos cuestionamientos a partir de lo publicado o promocionado en los medios de comunicación.
Hace unas semanas, cenando con el escritor Federico Campbell, el tema del Sr. Carlos Slim Helu fue llevado a la mesa con verdadero ahínco.
Ahí, sin subterfugios, ni poses alteradas por algún tipo de vedamiento intelectual, intentamos diseccionar la figura de quien ahora encabeza el obsceno listado de la revista Forbes, bisemanario especializado en economía y finanzas, que tradicionalmente elabora una lista con los personajes más adinerados del mundo.
Esa noche arremetí con el fuego de una tragedia: Julio Scherer Ibarra, hijo del fundador de la revista Proceso, es secuestrado… La voz salvaje, espiral enjuta, trucada de insultos, revela los procedimientos, el monto y la hora. El dolor del secuestro convoca, llama a la emoción muda, obliga al Sr. Slim a obsequiar el oro de un reloj valioso, “lo que se ofrezca”. A acercar aquello que sustituirá lo que ya no se puede salvar con la palabra.
Con sus 53.500 millones de dólares, podría pensarse que el tipo no la pasa nada mal y, que a través de ese razonamiento inquisitivo, está libre de las desgracias recurrentes y sorpresivas que aquejan a la Condición Humana.
Nada más engañoso (y eso ya lo hace digno de compasión, como lo otro digno de admiración). El mundo no es una guardería, donde todo esté hecho para el placer y comodidad de los niños pudientes.
Antes que celebrar o condenar la humorada de la riqueza, sería preferible la lucidez.
Los medios reconducen a sus “clientelas” a un muy visible Campo de Tiro, donde los blancos “publicitados” nos hacen olvidarnos del vecino corrupto, del caciquismo local o del carismático “mata perros” de la cuadra.
Blanco del Magisterio: Elba Esther Gordillo. Blanco de la Guerra: George W. Busch. Blanco del Capital: Carlos Slim.
¿Y los demás cabrones, los que a diario ayudamos, involuntaria o descaradamente, a carcomerse nuestro mundo?
Para quienes consideran que la riqueza del Sr. Slim se acompaña de la debida “injusticia”, habría que repasar algunas tesis económicas, desde el origen y la desviación del Capitalismo hasta el ético e improcedente cortejo Marxista. Y así, en su justa dimensión, encontrar la inmoral “plusvalía” que le lleva a encabezar esta publicitada payasada narcisista.
Lo que puedo argumentar es lo que me ha enseñado la vida, no más que eso. Decía Blaise Pascal que, “sin duda, la igualdad de los bienes es justa, pero…” Sentencia ésta que inmediatamente complemento con la observación de Alain: “La justicia no existe; la justicia pertenece al orden de las cosas que precisamente hay que hacer porque no existen”.
¿De qué permisible idiotez estamos hechos los mexicanos para tolerar el atasco nacional? ¿Permitimos que, aparte de escribir los discursos, Enrique Krauze persuada a Felipe Calderón para celebrar lo que ya no se puede tolerar? ¿Qué tantas cosas no toleramos en esta turbia oscuridad desinformada?
Hay que observar -- para actuar, no sólo para comentar -- que el más rico ni el más pobre quede al margen de la moral, la legislación y la prosperidad. Esa es la reforma que, sin malandrinadas feudales, el Presidente de la República debería ocuparse en impulsar.
Lo demás, sí, es difícil de “tragar”, pero no nos permite resolver ningún tipo de problema.
Adam Smith, Carlos Marx y Max Weber son muy buenos médicos para entender nuestras enfermedades sociales y económicas, pero la realidad es la mejor cirujana que nos regresa a pelear a la vida.

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