jueves, 8 de julio de 2010

NO MEDIA SÓLO LA CLASE MEDIA

La realidad en manos de quienes la sufren

Rael Salvador
rael_art@hotmail.com

“La autoayuda se sirve de la ilusión de libertad individual para perpetuar la explotación de unas personas por otras”.
Michela Marzano.No son ya los políticos o los periódicos los que nos hablan con certeza de la realidad.
La realidad está en manos de quienes la sufren y no de quienes hacen de ella un anestésico existencial.
A través del zapping consumista, la satisfacciones vanas y juguetes electrónicos que anclan cada vez más en el paraíso de la estupidez, es difícil que un ciudadano impregnado en dicha atmósfera no cumpla con su función de alienado (enajenado, sin personalidad propia).
No es el menosprecio hacia los consumidores de libros de autoayuda, o aquellos que repiten con precisión alterada los noticiarios que se desayunan por la mañana, ni siquiera a los que se inyectan la sagrada luz de la televisión por la yugular…
¿La clase media despierta a la realidad? ¿La “clase media” castiga con su indiferencia al Partido Político de su predilección?
No me trago el comentario de José Guadalupe Osuna Millán, gobernador de extracción “panista” de Baja California.
“La clase media en esta ocasión no apoyó, están molestos con el Gobierno”, declara elocuentemente, después de la abrumadora derrota del blanquiazul en las recientes elecciones, en la primera plana de todos los periódicos del Estado.
Y, me pregunto… ¿los qué a cada minuto de su defraudador mandato reclamaron justicia social? ¿Dónde están los que, identificados y perseguidos, advirtieron desde la voz de la calle que el Gobierno era una mierda con diamantes? ¿Y los que ahora, en ocho columnas, se les niega la importante rúbrica de su voto, pasándosela a los zombis consumistas de McDonald’s, Oxxo y Costco, minados de ansiedad y partiéndole en la madre a Ensenada?
Confío más en la reaparición del gran hastío “ciudadano” de los “sin clase”, más conciente de su desarraigo y, a la vez, más necesitados de ofrecerle rumbo al futuro, afincados siempre en una visión de caos presente: los que reclamaron por horas con sus cláxones cuando el puente se vino abajo, los que marcharos ante la devastación económica del comercio local, los que fueron humillados en las dependencias del Palacio Municipal y las oficinas del Gobierno del Estado, los que por un pan, un desodorante, una “tacha”, un paquete de pañales, un carro “chocolate” o una botella de alcohol pasaron sus desoladas noches y sus tristes días en prisión…
¿Cómo privilegiar de este gozoso revés sólo a la abominable venganza política de los acomodaticios “clasemedieros”, los del voto inútil?
Y que nos desmienta la realidad.

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