miércoles, 14 de julio de 2010

CORN FLAKES

No se gana la vida con la poesía, se gana el alma

Rael Salvador
rael_art@hotmail.com

“La prosa suma. Un poema multiplica”.
David Burnett. Ninguneamos a la poesía porque, en nombre de la literatura escolar, nos insensibilizaron a ella.
Castrados de espíritu, sintiéndonos seguros administradores de la existencia social, iniciamos el declive mirando como las “ansiedades” nos asesinan los sueños.
El misticismo, como la poesía, se expresa con el lenguaje alegórico y simbólico; no en vano Jesús, Lao Tse, Buda, Henry Miller y Joaquín Sabina hablan en parábolas, dando énfasis pleno a su contenido poético.
El hombre, hechizado por la espuma del agua, por la lluvia de arena que cae del universo de su mano, por el juego de su crianza en un césped sin argumento, ingresa a la revelación por naturaleza propia.
La profundidad de la palabra se acaricia con el esplendor de su cadencia. Ésta, sin aquella, nos debilita la comprensión: balbuceamos entonces el Cosmos tratando de entender las imágenes blancas, rojas y verdes de una caja de CORN FLAKES.
La escritura con ritmo es poesía, como poesía es todo aquello que posea ritmo.
La poesía, en Cuba, se camina y se le llama, con amorosidad y cálida lasciva, Mulata. Así el hombre canta, como un bosque o un paisaje nos evoca el ideal de simplicidad y armonía.
Nada más nocivo para la vida, que el hombre se vuelva lobo del hombre. Que el Poder ejecute su “poder” y nos ofrenda su cáliz de sangre y su tertulia de hueso.
La poesía, complemento de la sonrisa y la caricia, ayuda a que las entrañas de la bestia se desnuden y jueguen a la historia de la luna o al día del amor.
De niño vivimos en la poesía y no necesitamos hacerla.
En el paraíso de la infancia no necesitaste escribir poesía. Escribirla ahora o leerla, es una manera de recuperar ese paraíso perdido.
No se gana la vida con la poesía, se gana el alma.

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