miércoles, 21 de julio de 2010

CHAPUCERITA ROJA

Del Marxismo y sus derivados ideológicos

Rael Salvador
rael_art@hotmail.com

“La pregunta en sí misma tiene la desgracia de la respuesta”.
Edgar Morin. El papel político, reservado para el uso exclusivo del Proletariado del siglo XX, será usurpado en este siglo XXI por la Clase Media, que al verse humilladamente imposibilitada de continuar su ascenso hacia los “cotos” de riqueza -- controlada, ahora y siempre, por una minoría global de grupos en el poder -- tomarán en sus manos la “Biblia Económica” de Carlos Marx y se convertirán en “brigadas rojas”, en obligados “revolucionarios” por ansiedad y desesperación capital.
Según informes castrenses, la Clase Media podría “unirse -- declara el almirante Chris Parry, jefe del Centro de Desarrollo, Conceptos y Doctrina del Ministerio de Defensa de EEUU--, usando el acceso que tiene al conocimiento, los recursos tecnológicos (computadoras e Internet y sus filiales) y la habilidad para modelar a su antojo procesos transnacionales”.
En el ambiente militar, que copta al planeta a través del juego político de las dictaduras persuasivas, disfrazadas siempre con la cara piel de las “Democracias”, se olfatea una andanada de ideologías como el Marxismo y derivados ideológicos afines (Teología de la Liberación, Narcoguerrillla, etc.), estimando que la tendencia hacia el relativismo moral y hacia valores pragmáticos llevará a que la gente de la Clase Media busque, como Chapucerita Roja, un “santuario de sistemas de creencias más rígidos, lo que incluye mayor ortodoxia religiosa e ideologías políticas doctrinarias, como el populismo y el marxismo”.
La hipnosis de la “falsa felicidad” que genera esta expectativa, muy estremecedora en su impacto primero y muy usurera en su despliegue instalado (lección de historia), genera múltiples amnesias sectarias y una infinidad de lagunas indóciles en la geografía espiritual de las “emociones creadas” y los auténticos convenios económicos que, detrás de sí, resguarda el poder.
En un simulacro de convivencia y cemento, impunidad comercial y silencio analfabeto, donde las Leyes valen lo que un kleenex, encontrarse o descubrirse, inaugurarse o estar fuera de ley es sólo agregar “rojos” a los ya existentes e inútiles coágulos de sangre desmarxiada (el neologismo es mío).
Y… en dichas circunstancias, ¿quién necesita Criminales, Sediciosos, Terroristas, Rebeldes, Disidentes, Malagradecidos? Contestar sería caer en un lugar común: la respuesta es más que estúpidamente obvia.

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