martes, 17 de agosto de 2010

AMOUR EN LA MANSIÓN DE LA MÚSICA

Francoise Hardy & Nick Drake

Rael Salvador
rael_art@hotmail.com

“Voy a morir como una nube, bella, blanca, llena de nada”.
Charles Wright.
I
MAISON SOBRE LAS AGUAS
El silencio de la música se extiende como un mantel de niebla sobre las aguas plateadas del Sena. La Mansión flotante, tejiendo holanes de espuma en sus cuatro orillas, es una guarida para los Ángeles sin destino.
En su interior, en la mesita de madera cruda, junto a rincón de las guitarras y los Lp´s, hay un jarrón amarillo donde bailan cuatro rosas egipcias.Un poco más allá, cerca de la ventana, la luz filtra el tenue blanco del amanecer y un cuaderno abierto deja en evidencia la caligrafía inclinada donde se lee la gracia de lo que podría ser la intensidad de un poema de amor.
Belleza esbelta como pocas, Francoise Hardy, toda simpatía y gracilidad, seca su pelo con una toalla verde y su desnudo brilla como un durazno bajo el suave sol de Babilonia.
-- Mon amie la rose… me l'a dit ce matin (Mi amiga la rosa… me lo ha dicho esta mañana) -- murmura, como queriendo cantar, mientras toma de la silla la bata dorada y acerca la brevedad de su nariz al jarrón de los aromas.
Nick Drake, cabellera revuelta por los relámpagos del sueño, rasgando con delicada mesura las cuerdas de su instrumento, agrega en un susurro de luz:-- A l'aurore je suis née, baptisée de rosé (En la aurora he nacido bautizada de rocío).
-- Je me suis épanouie, hereuse et amoureuse, au rayons du soleil (Me he abierto feliz y enamorada a los rayos del sol), complementa Francoise, con una amplia sonrisa carnosa, que en su inercia besa voluptuosamente con tibia humedad los labios del músico que improvisa notas astrales entre el vórtice de color de las cobijas revueltas.
II
HASH & BACH
"Qué era lo que querías, Nick, amigo en habitaciones separadas en espacio y tiempo, impregnadas de hash y Bach (aunque te recuerdo mejor con Bryter Layter).
Sé lo que quiero yo: unas botas como las tuyas -- no las encuentro por ninguna parte -- ¿dónde las conseguiste, ante qué chica pisaste con fuerza y levantaste tímido la punta para dejar que te rodeen fantasmas que luego llegan a mí?
Quiero también esos paisajes donde te perdías, ¿eran tan tuyos que tú mismo hacías la foto? ¿Rellenabas los árboles y abonabas la tierra con los antidepresivos que dejabas de tomar cuando ya te sentías bien?
¿A quién le ofrecías las flores y los hongos y la mirada al suelo?
Se me cruzan, tan lejos de Far Layes, perros de ojos negros y todas mis Hazey Janes pierden el dolor y se quedan por más.Yo te odio, Nick Drake, te odio con el amor con que se odia a un hermano mayor que se abandona a si mismo y al que ya no le quedan palabras para erigir árboles de fruta, ríos donde aprendan los hombres y las cosas -- cello, parásitos, caminos -- que tienen su lugar detrás del sol.
¿Dónde habrías de reaparecer sino en mi tiempo?
Es bueno tenerte acá, aunque no te comparta, tú y yo en esta habitación de nadie, nunca me dices que ponga otra cosa cuando escuchamos tus discos.
Entonces cuando ya solo con guitarra y voz, como más me gustas, ves que quedan cinco hojas en el libro apuramos las últimas caladas y te vas dejando el silencio que mantienes siempre. Entonces creo que sí, que te entiendo y que sé lo que querías" (Armagnague).
III
CANCIONES GEMELAS
Ahora puedo mirar por la ventana… El árbol aquél debería ser verde pero es negro, todo debería ser negro y estar caído antes de que uno se vaya a la tumba.
Estuve en la puerta de tu casa, pregunté por ti… No me contestaste con una canción escrita para mí.
Da igual, hubiese sido la última:
C'est drôle, on croit aimer la mer /, la mer, on n'en voit pas le fond/, la mer, on n'en voit pas la fin /, et toi, c'est plutôt le contraire /, toi, tu ne caches aucun mystère.
(Es raro, creemos amar el mar /, al mar, no se le ve el fondo /, al mar, no se le ve el fin /, y tú eres más bien lo contrario /, tú, tú no escondes ningún misterio).
Nadie me dio razón de tu existencia, sólo el corazón latía como todas las cuerdas de la guitarra hechas nudo…
Ahora el cielo está completamente frágil, como las pisadas sobre el hielo del recuerdo.
De todas formas, creo que estoy perdiendo el hilo.
Los falsos manzanos silvestres son negros cuando deberían mostrar el resplandor del oro en el crepúsculo que se hunde.
Uno olvida tan fácilmente las mentiras, la verdad y el dolor…
Te canté alguna vez, mirando mis botas,: “Tus lágrimas me dicen que no hay ningún modo de acabar con tus problemas con cosas que puedas decir”.
¡Quería cantarlo para ti, Francoise! Ofrecértelo como un nido de nieve donde en movimientos diminutos descansan los astros de la esquizofrenia, y los vieras… así como los niños ven en el agua las joyas que nosotros soñamos.
Más oscuro que el más profundo mar…
Pero primero habría que dejar las costumbres que nos hacen ser lo que en realidad no queremos ser.
Las costumbres que nos hacen amar lo que en realidad no queremos amar…
Las costumbres que me hacen escribir lo que en realidad no quiero escribir.

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